El centro
de curación de actitudes (CECURA) fue fundado en el año de 1975 por
el psiquiatra Gerald G. Jampolski, M.D. graduado del Stanford
Medical School, con la participación de otros colaboradores en
Tiburón California.
CECURA es
un modelo aprobado y reproducido en más de 60 países, beneficiando
a través de talleres, apoyo y acompañamiento a adultos,
adolescentes y niños que viven enfermedades, conflictos y
retos.
En México
el matrimonio de Gerardo y Maruja Cándano iniciaron el primer
centro de curación de actitudes en la Cd. De México en 1988,
actualmente CECURA esta en 14 estados de la República
Mexicana.
En
Monterrey N.L. la señora Margarita Duke inició el primer centro en
el 2001, quien estuvo dirigiendo el grupo hasta finales del año
2006 cuando asumieron la dirección el matrimonio de Juan Manuel
Aldape y Argelia Carrillo de Aldape hasta el año 2019.
A
inicios del año 2020, José Luis Treviño se hace cargo de la
presidencia de CECURA apoyado en la vicepresidencia por Dora Elia
Mesquiti y Diana Frías, quienes tienen como objetivo continuar
abriendo nuevos grupos para que un mayor número de personas tengan
la oportunidad de conocer el Modelo y se beneficien de él. A la
fecha existen 11 grupos en Monterrey y su área metropolitana, que
se encuentran en centros educativos, Instituciones, iglesias y
centros de atención a pacientes con cáncer y otras
enfermedades.
La idea
fundamental de CECURA es la creencia de que las personas tienen la
capacidad intrínseca de resolver sus propios problemas y recuperar
su paz, apoyados en los 12 principios de curación de actitudes, en
la escucha amorosa del grupo incluido el facilitador, sin ser
juzgados ni aconsejados, haciéndose cargo de sí mismos para elegir
la actitud deseada.
No son las
circunstancias, ni las personas en el pasado o futuro las que hacen
que las vidas se alteren, más bien son los propios pensamientos,
emociones, actitudes y juicios que vienen del pasado o futuro los
que causan la falta de paz al traer al presente el doloroso pasado
o el temeroso futuro.
Los grupos
son abiertos y continuos, pueden participar personas de todas las
condiciones sociales y culturales sin distinción de credo, sexo,
edad o condición económica. No es lucrativo y hay absoluta libertad
para asistir y/o participar. Es un espacio para compartir no para
debatir. Nuestra meta es la paz, nuestra función es perdonar
y nuestra tarea es amar.